Cuando me fui a Estados Unidos por primera vez tenía apenas trece años. Estaba a la mitad de segundo de secundaria y mi mundo cambió completamente.
Los primeros días en la Cope Middle School fueron bien difíciles. Como es lógico, no hablaba ni madres de inglés y no quería ir a la escuela. Había una niña de algún pueblo olvidado de la mano de Dios en Puebla que me pusieron como “intérprete” mientras me adaptaba, pero la desgraciada era mala y sentía que porque hablaba tres palabras en inglés ya era mejor que yo y nada más estuvo conmigo dos días… luego le dio hueva y yo tampoco quise buscarla. Una vez en la cafetería me encontré con una niñita de Indonesia que estaba en la misma clase ESL que yo, así que pensé que daba igual que le hablara en inglés o en español, de todos modos no me iba a entender.
Luego, en el autobús escolar conocí a unas niñas españolas que me “adoptaron” como hermanita y eran lindas conmigo, pero como un mes después su familia decidió regresarse a Barcelona y el resto del curso escolar volvió a ser el infierno de antes, por fortuna faltaban nada más unas semanas para que terminara el ciclo y no tendría que volver a esa escuela del diablo.
Durante las vacaciones de verano me fui con mis tíos a Arizona y me puse sentimental. Extrañaba mucho a mi familia y empecé a formarme la loca idea de ya no regresar a California, sino regresar a México y no volver a separarme de mi mamá. Cuando le dije a mi tía que ya no regresaría se puso toda loca y dijo que no iba a permitir que desperdiciara la oportunidad que tenía, y que ella misma iría a Arizona por mí.
De regreso en California fue otra historia. Entré a Redlands High School y, aunque ya no estaba tan perdida con el inglés, había un buen de gente que hablaba español y no eran malas personas como la pueblerina del diablo que me tocó en Cope.
Los primeros días no iba a la cafetería… había mucha gente y las chinas me daban mucho miedo porque acaparaban las mesas de la entrada y sus gritos se escuchaban en todo el edificio… muy feo. Luego había una parte en la que se juntaban todos los “latinos” y unas niñas de ESL me llevaron a ese grupito. Lo difícil ahí no fue el idioma, sino el hecho de que la mayoría eran norteños y tiraban mal pedo a las personas del DF. Nunca entré en discusiones, pero siempre he dicho que todo es por envidia… pueblerinos del diablo ( ˆ-ˆ ).
En casa todos hablaban inglés. Los libros que me daban eran en inglés y tenía prohibido ver televisión en español, así que aprender el idioma fue más rápido y no porque me gustara, sino porque no había de otra (seguramente por eso ahora lo odio y me choca cuando me preguntan “¿sabes inglés? ¿qué quiere decir [inserte aquí algún título de canción ñoña]?”), pero eso me trajo otros problemas, como el que mis amiguis se enojaran conmigo cuando en unos cuantos meses me cambiaron a una clase más avanzada, cuando ellas llevaban años en el mismo nivel (malas niñas, malas).
En fin… no sé a dónde voy con esto, así que aquí se queda.
Música de: Santa Sabina - Distante instante
5 Comentarios:
ay si ay si yo se hablar ingles
prrrrt
nocierto, si son maaalas personas, niñas y viejas -cabronas- a mí me pasó casi lo mismo pero a los 22 años WTF....pero ya, ya masticamos el inglés :)
... la nostalgía ... yo siempre que em pongo nostalgica pienso en dos cosas en Barcelona y el DF, pero el recuerdo que me da mucho mas mas mas nostalgía el DF tenía 12 años cuando me fui para allá y fue el primer año que vivi "sola" (sin mi mamá, pero con mi hermano y una nana)...
Waaaa... neta, Dedina.
Sí, nostalgia del demonio, Marioneta.
yo nunca he salido de mi querido México
me wa tatuar un nopalote en la frente
bien cool
Saludos
aios
saz... a esa edad sí se ha de sentir culero el cambio, sobre todo cuando finalmente terminas en México y todos los años de aguantar chinas gritonas ¿para qué, para qué tú dime?
En fin... te sugiero que escuches la versión original de Distante Instante, de Rockdrigo González, o de perdis la de Nina Galindo... porque por mucho que ame a Santa Sabina, no me gusta su versión.
Besitos, Sabras.
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