15/11/07

Al fin que ni quería

15/11/07

Hace rato estaba en la fila de la caja del súper esperando a que la cajera aprendiera de una vez por todas cómo deslizar una tarjeta bancaria en la cosa que usan para deslizar tarjetas bancarias. Eso me recuerda que siempre me tocan los cajeros más incompetentes… esos que confunden las cuentas, nunca tienen cambio, nunca encuentran el código de barras… los que siempre andan sonando un silbatito para que alguien les ayude porque la riegan.

El caso es que estaba en la fila y junto a mí había un estante con algunas revistas de cocina, algunas enciclopedias para las “cosmo girls”, libritos de esos que traen una frase para cada día, y muchísimas revistas de chismes que tienen mujeres desnudas (keywords para próximas visitas) en la portada y tienen colores chillones para llamar la atención de las bonitas personas que se saben la vida del naco de moda al derecho y al revés.

Escondida entre las de chismes, había una Quo y la tomé. Empecé a hojearla y encontré un como cupón que decía que si me inscribía durante un año tendría un super descuento y además iba a recibir las ediciones especiales de sexo y un autógrafo autoadherible que brilla en la noche de Carlos Monsiváis. Cerré la revista, la hice bolita y la volví a poner en el estante.

Sucede que hace como cinco años andaba de culturosa poser y siempre compraba esa cochina revista. Una vez encontré un cupón como el antes mencionado y me emocioné, así que llené mi solicitud, hice el depósito en el banco y mandé mi mail.

Pasó un mes y la condenada revista no llegaba, así que hablé a la editorial y me dijeron que sí me tenían registrada y según el envío sí se había realizado. Yo, con toda la tranquilidad que me caracterizaba en ese entonces, le dije a la mujer esa que verificara mis datos porque a mi casa no había llegado nada. Verificó los datos y todo estaba correcto, así que me dijo que lo que podíamos hacer era recorrer un mes la suscripción. Quedé conforme y esperé un mes más y tampoco llegó. Volví a llamar, pero esta vez menos amable y me dijo todo estaba bien, que en esos días tenía que llegar.

Pasó una semana, un mes y once más. No volví a llamar porque era inútil… alguien no había hecho su trabajo y yo no tenía ganas de pelear, aunque ellos sí tenían ganas de burlarse de mí.

Olvidé el asunto y un buen día alguien de la editorial (y por “alguien” me refiero a la tipa con la que había hablado meses antes) me llamó por teléfono para avisarme que en esos días se acababa mi suscripción y preguntar si quería renovarla. Nada más me reí, le recordé que nunca me mandaron nada y le di las buenas tardes.





Música de: Cake - Perhaps, perhaps, perhaps

5 Comentarios:

LuizitoGS dijo...

Eso te pasa por leer revistas de contenido sexual, para sacear tu libinidad JAJAJAJAJAJAJAJAJAJA ...

Un saludito y un beso :$ ..

bucalem dijo...

Yo solo leo la Mosca y R&R pero no sé donde las venden por aca.
Ah, y la NatGeo igual me gusta un chingo, pero me siento bien mamón comprandola.

Molly Jones dijo...

Saciar, Luis... con I ;)
Sin besos, por favor.

¿Mosca? Este... ok.
Sí, la NatGeo es como ir diciéndole a tus amiguis que eres bien culturoso porque ves el History Channel y no sabes de qué trató "The flavor of love".

También leía Switch... debo confesarlo.

bucalem dijo...

¿Que? ¿Cual es el pedo con la mosca? =(

Cheyo Pimienta dijo...

¡Lo de los keywords funcionó de maravilla...!

Pero dado que ya aparecí en tu casa, la voy a revisar un poco, a ver si encuentro más relatos como este ;)

¡Saludos, Terrícola!