Nos sobran los motivos

El otro día estaba viendo la televisión (entiéndase cambiando los canales con hueva) y de repente, en un canal nuevo, escuché una voz fea, fea como ella sola, pero me sonó conocida.

Le dejé y era un concierto de Joaquín Sabina, quien, en mi opinión, canta de la chingada, pero escribe muy bonito. Lo escuché los cuarenta minutos que duró y cuando acabó me quedé con ganas de más.

Este adiós no maquilla un hasta luego,
este nunca no esconde un ojalá,
estas cenizas no juegan con fuego,
este ciego no mira para atrás.

Este notario firma lo que escribo,
esta letra no la protestaré.
Ahórrate el acuse de recibo,
estas vísperas son las de después.

A este ruido tan huérfano de padre
no voy a permitirle que taladre
un corazón podrido de latir.
Este pez ya no muere por tu boca,
este loco se va con otra loca,
estos ojos no lloran más por ti.